martes, 29 de mayo de 2012

Esa tarde el suspiro de la estrella descendió  desde los rincones solitarios del cielo, hacia la cálida mirada de un ángel sin rostro y desde entonces este vivió perdido en lo profundo de un corazon que jamas le pertenecería . Aquel ser celestial estaba acostumbrado a ver el tiempo correr apresurado sobre todo lo que  le rodeaba y observar sus huellas  imprimirse en el camino sin saber cuando sucedían las cosas. Asi día tras día escuchar el reloj proclamar un segundo mas de tantos  parecía monótono  y al igual que cualquier ángel se consideraba un experto sobre la dinamica del curso de la vida, mas aun en la costumbre de entender el movimiento oscilante de las partes del tiempo, aquellas a las que llamamos inconscientemente "momentos", descubrió que también era limitado en visión . Puede que sus alas sean solo escusas de santidad por las cuales alcanzar la prudente acción cotidiana de no pregonar el deseo, de no enfatizar sus diálogos a la sombra que lo espera en el rincón vació de su habitación en el firmamento ya que al igual que todos también es pecador. La duda es su fiel compañera de inactividad, el licor de la ineptitud que se disfraza de cautela, duda si caminar sobre el mar por afán de perder su pequeña prudencia, duda si el mar  es real, duda si el mar no es producto de su llanto, duda si sus lagrimas son reales,  simplemente duda porque eso le da la vida el sentido a su vida, encuentra respuestas en las preguntas mas insignificantes y curiosea para debelar siempre alguna pieza inexacta y mentirosa detrás de lo que el mismo ha creado. Tiempo cruel y vanidoso estacando el corazón del príncipe del aire, que en la espera se sumerge y en la eternidad se encarece, sufriendo el dolor de la inmortalidad cuyo nombre también es la cárcel real, vida errante sin posibilidad de muerte, como la luz que sobre su frente lo corona de ceguera y sin derecho a replica se resigna sin perder por su dulce alma bondadosa   Dicen que este es el castigo de los ángeles, desdicha por su falta de humanidad y dolor por abundancia de compasión.




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