domingo, 16 de septiembre de 2012

Charlas conmigo mismo: Accionar Ciclico

Una vez imagine a la vida como una linea finita, como una simple porción de tiempo calculable, como un rustico cordón de algodón al que podríamos darnos el gusto de sostener con nuestras manos...fue interesante buscar un patrón en su extensión, sin incógnita alguna emprender la búsqueda de una respuesta, algo muy común en mi.
Dije aquel dia en mis notas mentales, "suponiendo su "Efimeridad" también ha de poder dividirse", y efectivamente la idea era coherente. Comencé a fraccionar mi vida, imaginariamente cortaba el cordón y sistemáticamente lo volvía a unir para mas tarde dividirlo nuevamente en trozos de mayor tamaño. Primero, haciendo uso de las escalas de medidas estándar que comúnmente empleamos, fraccione mi vida en segundos, eran millones, simplemente era una idea teórica, pues al ser un margen tan pequeño, no podía distinguir con claridad ninguno de los sucesos que contenían dentro de si, así sucedió cuando la dividí en minutos, en días, en meses, en estaciones, mi memoria es demasiado débil para recordar tantas historias. Luego dividí mi vida en años, como soy alguien joven eso no presentaría problemas, solo unas cuantas porciones, sin embargo de este modo perdía mi enfoque, ahora el contenido de recuerdos era demasiado difuso, decidí ampliar mas la escala. Asi fue como me di cuenta de algo implícito en la obviedad, pues así como todo eje lineal posee un punto medio separando ambas etapas, un cordón, una porción de tiempo calculable o cualquier linea finita también debe tenerla, aquel numero 0 que separa negativos de positivos, o simplemente un ahora que separe un previo de un próximo, aquello que los hombres llamamos presente, así fue como vi al cordón dividiéndose solamente en dos partes, pasado y futuro, con un presente al que convertí en la incisión que los separaría, y así fue como finalmente me quede con dos mitades.
Entonces comencé a jugar con ellas, me dije a mi mismo, el futuro es un planteo incierto, una posibilidad. Entonces enfoque mis pensamientos a la idea de una vida sin nuevas experiencias, el silencio en mi mente fue algo confuso, me cuesta representar (aunque sea mentalmente) algo asi, suponer una vida sin nada mas que aprender, limitada a lo que poseemos ahora como información, tomar la mitad del cordón que pertenece al pasado, copiarla una y otra vez ordenar aleatoriamente su estructura y hacer que ese pasado reestructurado fuere mi futuro...

¿Que sucedería si por ejemplo, las personas al morir, en vez de dejar de existir, fuésemos enviadas a un universo paralelo, propio y personal, el cual se basa solamente en las experiencias adquiridas hasta un tiempo "X" , en el cual, como esta conformado por solo las experiencias adquiridas, no descubriéramos nada que hasta ahora no sepamos?
Comencé a analizar entonces todas las cosas que podría y no podría hacer en aquel universo..
El dolor que conozco podría reconocerse allí tanto como aquí, he sentido dolor antes en cantidades normales, por lo cual en cadencia similar podría emular ese sentir, sin embargo no sufriría de dolores extremos pues nunca los he padecido antes. Podría sentir el frió y el calor, sin embargo no podría sentir hipotermia como tampoco podría sentir arder mi cuerpo. No podría aprender nada de lo que aun no se, ni podría conocer a nadie mas, no podría olvidar. Podría extrañar, reír, sentir tristeza, sueño, hambre, sed, ira, bondad, amor tal vez, y como jamas he muerto, allí no podría morir tampoco, por lo cual todos los días serian las mismas acciones, los mismos sentimientos, las mismas pasiones, sin escapar de aquella amarga maldición de la infinita rutina, amplificada por las cosas que conozco y limitada por lo que nunca aprenderé....en fin...no seria feliz viviendo de ese modo.

Determino ante mi expresión y punto de vista entonces el valor de lo incierto e invisible, de los "tal vez" frente a las realidades intachables, como aquel que desea mas de lo que tiene no por capricho, sino por necesidad, pues necesita el ser humano sorprenderse y es esta su razón de vivir, la búsqueda madre, su energía motriz, el eje y plataforma de la continua evolución, y es por eso que no reaccionamos instintivamente, es por eso que somos vanidosos, egoístas, celosos e intrépidos, porque de no ser estas cosas partes de nuestra esencia, ninguna pasión o voluntad perduraría, lejos de justificar actitudes en exceso peligrosas, la verdad es que prejuzgamos accionares olvidando los resultados y estas son igual de fundamentales. Así mismo con esto amplifico mi idea de que ninguna circunstancia debe considerarse irrelevantes, inútil o un completo fracaso, pues las amarguras también son datos de recolección, y las perdidas mayores son posibles solo de admitirse que somos analíticamente negligentes